Reseña


URU - Revista de Comunicación y Cultura, No. 12
(Julio - Diciembre 2025), 192-197. e-ISSN: 2631-2514


Revisitar a Barthes


Iván Rodrigo-Mendizábal y José Laso Rivadeneira (coords.) Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador / El Conejo, 2024


DOI: https://doi.org/10.32719/26312514.2025.12.13




Al reflexionar sobre Revisitar a Barthes, considero que su propuesta metodológica es especialmente relevante. La obra invita a repensar la comunicación, la literatura y la semiología a partir de los textos de uno de sus referentes teóricos más influyentes. Esta metodología permite comprender la comunicación como un campo de conocimiento atravesado por múltiples saberes, lo que enriquece su análisis y lo hace más pertinente en el mundo contemporáneo. Entre los enfoques aplicados destacan la hermenéutica, el análisis semiótico y el análisis comparativo.

Lejos de considerar a los textos de Roland Barthes meras reliquias del pasado, esta metodología nos plantea encontrar en el pensamiento de otra época significados profundamente vigentes en nuestra actualidad. En este sentido, el acto de "revisitar" se transforma en un método de estudio esencial, una práctica que, si bien muchos docentes realizan de manera intuitiva, aquí se sistematiza en una propuesta que, definitivamente, nos impulsa a repasar, profundizar en y dialogar con los textos.

Esta innovadora aproximación no se limita a una simple relectura. La obra integra diversas metodologías de análisis, comparación e interpretación que enriquecen el entendimiento del lector y permiten establecer un diálogo -algunas veces complejo- con otros autores. Se aborda a Barthes a partir de sus múltiples textos, lo que nos invita a explorar sus ideas desde perspectivas variadas, aportadas por distintos actores de la formación en comunicación y literatura.

Leer Revisitar a Barthes lleva a reafirmar que el pasado y el presente están inextricablemente vinculados, y que el conocimiento, lejos de ser estático, se renueva constantemente a través de la interlocución entre generaciones y disciplinas. Es precisamente en este intercambio dinámico donde radica uno de los aportes de la propuesta metodológica de "revisitar", que nos desafía a mirar hacia atrás para alumbrar el camino del presente.

Una de las grandes contribuciones que nos ofrece esta obra es, sin duda, el estudio de la incorporación del pensamiento de Roland Barthes en Latinoamérica, un fenómeno identificado por Esther Pino y Fernando Balseca. En este sentido, es clave conocer cómo llegaron a nuestra región las primeras traducciones de los escritos de Barthes -particularmente a Argentina, incluso antes que a España- para transformar la lectura respecto a los fenómenos comunicativos y al campo literario.

Las traducciones de los textos barthesianos abrieron grandes vías en la crítica argentina, propiciando un análisis más profundo de la semiótica y la comunicación, cuyas influencias se replicaron más tarde en México y en otros países de Latinoamérica, hasta llegar a hasta nuestro propio contexto. Como dice Beatriz Sarlo, "es el viaje que Barthes no esperó, y que quizá nunca supo que había realizado, pero es un viaje que modificó nuestras vidas". Esta reflexiva afirmación resalta cómo, sin saberlo, el autor francés contribuyó a abrir un espacio intelectual y académico de gran alcance en este lado del mundo, con lo que dejó una huella profunda en las ciencias sociales y, en particular, en los estudios de la comunicación y la semiótica.

Según Fernando Balseca, el enfoque estructuralista en la obra de Barthes tuvo un papel clave en Ecuador, al facilitar la incorporación de los estudios literarios en un contexto más amplio. Este enfoque no solo permitió una nueva comprensión de las teorías lingüísticas sobre los signos, sino que también ofreció nuevas formas de vincular la literatura con un entorno cultural más amplio, para enriquecer la visión tradicional sobre ella. Como afirma Barthes, "no hay una literatura sin una moral del lenguaje".

Además, expone Balseca, la llegada del estructuralismo al sistema educativo ecuatoriano provocó tensiones tanto institucionales como académicas entre los docentes. Curiosamente, habría sido un sacerdote, el jesuita Manuel Corrales Pascual, quien introdujo el estructuralismo entre los educadores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, lo que dio lugar al intercambio y la formación de docentes tanto en Guayaquil como en Quito. En nuestro contexto, las lecturas del pensamiento de Barthes facilitaron la comprensión de una metodología inspirada en la lingüística moderna, estableciendo puentes que hoy siguen siendo fundamentales en la praxis educativa.

Este recorrido inter- y transdisciplinario del pensamiento barthesiano propuesto en la primera parte de Revisitar a Barthes nos invita a pensar que las fronteras tanto de la crítica académica como de la discusión sobre literatura y comunicación corresponden a una experiencia vital que nos sigue inspirando hoy para ver más allá de nuestras disciplinas tradicionales. Los primeros apartados del libro muestran precisamente esta transversalidad y el poder del pensamiento de Barthes, un pensamiento que, al cruzar fronteras y disciplinas, continúa ofreciendo claves para interpretar y dialogar respecto a la contemporaneidad.

En la segunda parte se profundiza en la figura del semiólogo francés como lector de signos y discursos. Esta sección presenta análisis, diálogos y relecturas de los investigadores Hernán Reyes, Iván Rodrigo-Mendizábal, Diego Chamorro, Giancarlo Stagnaro, Pedro Javier Calvopiña y Pablo Escandón. Su enfoque se centra en el pensamiento de Barthes a partir de obras emblemáticas como, por ejemplo, Mitologías, explorando su propuesta analítica y su afán por rescatar la figura del mitólogo: aquel que descifra el mito y comprende las deformaciones que este provoca.

A través de sus interpretaciones, los autores no solo desarrollan un análisis hermenéutico sobre el pensamiento de Barthes; también incorporan lecturas contemporáneas de quienes han llevado su pensamiento como un estandarte. Entre estos referentes destaca la ensayista argentina Beatriz Sarlo, una de las autoras más citadas en esta segunda parte. De ella se han extraído aportes clave, lo que evidencia su esfuerzo por descifrar no solo las características del pensamiento barthesiano y sus distintas obras, sino también aspectos de su vida personal.

Quienes contribuyen a esta segunda parte del libro no se desentienden de la biografía de Barthes; por el contrario, buscan conectar sus ideas con episodios de su vida, rasgos de su personalidad y los contextos que lo rodearon. De este modo, se establece un vínculo entre lo que Barthes escribía y lo que pensaba y vivía.

Es por ello que algunos de los ensayistas revisan momentos cruciales de su trayectoria para fundamentar sus interpretaciones. Se percibe una suerte de trabajo biográfico del filósofo francés, en el que los ensayos se estructuran, en algunos casos, bajo un esquema cronológico que sigue las experiencias, los seminarios y los libros publicados por Barthes. A través de esta organización, los autores no solo analizan sus ideas, sino que también trazan una línea de evolución en su pensamiento, para mostrar cómo cada etapa - de la vida de Barthes influyó en sus reflexiones teóricas y en su producción intelectual.

Esta disposición me ha permitido como lectora recorrer el desarrollo de Barthes desde sus primeras aproximaciones a la semiótica hasta sus planteamientos más complejos sobre la escritura, la lectura y el mito. Así, cada ensayo funciona como un eslabón que conecta episodios clave de su trayectoria con sus aportes al análisis del discurso y la crítica cultural.

En este enfoque, los textos no solo destacan la dimensión académica de Barthes, sino también su faceta más humana, sus inquietudes y contradicciones, revelando a un autor que, más allá del rigor analítico, también fue un pensador en constante transformación. Por lo tanto, este libro deja ver a varios Barthes.

Una valiosa contribución a la reflexión académica en comunicación y literatura se evidencia en cómo los ensayistas aplican precisamente las ideas que Barthes propuso en Crítica y verdad. En esta obra, el autor introduce el concepto de "nueva crítica", caracterizada por un enfoque dinámico e interpretativo. Aunque con el tiempo esta corriente fue legitimada en el ámbito académico, su propósito inicial era actualizar el pasado y reinterpretar sus objetos para descubrir su potencial en el presente. El enfoque de la nueva crítica se refleja en el lenguaje mismo de los ensayos, que no solo analizan a Barthes, sino que lo reescriben desde su propio método.

Los autores siguen la propuesta de Barthes asumiendo que escribir implica establecer relaciones complejas con el lenguaje, un desafío inherente a todo escritor. Los ensayistas de Revisitar a Barthes buscan descifrar la esencia de diversos textos a los que describen como complejos, enigmáticos, difíciles y, al mismo tiempo, libres. Desde distintas perspectivas, varios coinciden en que un ejemplo claro de esta complejidad es S/Z, una de las obras más enigmáticas de Barthes y de lectura desafiante. En este libro, el francés demuestra que su interés no radicaba en las tramas, sino en los códigos que las estructuran.

Durante la lectura de esta segunda parte del libro, uno reconecta con el pensamiento, el análisis y la metodología de los autores. Por ejemplo, en su ensayo, Hernán Reyes conduce el análisis hacia el discurso, rastreando en los textos de Barthes su relación con categorías fundamentales como "mitos" y "doxas". Retomando Mitologías, Reyes observa de qué modo opera el poder en el lenguaje, identificando los mecanismos a través de los cuales se oculta lo esencial y se suprime la historia.

Entonces, Revisitar a Barthes revela cómo los autores han seleccionado los textos no solo en función de su relevancia en los debates actuales o de acuerdo con la diversidad de enfoques, sino también por el placer que encuentran en su análisis.

Una de las preguntas centrales que plantea este libro es: ¿cómo dialoga Barthes con los nuevos lenguajes visuales y narrativos? Aunque su pensamiento se desarrolló en un contexto analógico, su visión sobre la imagen y el lenguaje sigue estando sorprendentemente vigente. La noción de punctum, ese detalle en la imagen que conmueve y desgarra, aún resuena en un mundo saturado de fotografías, videos e imágenes en constante circulación.

En este sentido, el investigador Édgar Vega se pregunta: ¿cuál es la relevancia actual de La cámara lúcida: Nota sobre la fotografía, el ensayo fundamental que Roland Barthes escribió poco antes de su muerte?

Los ensayistas de esta obra han tomado al escritor francés como punto de partida para explorar de qué manera la imagen, además de representar, también activa emociones, memorias y heridas. En La cámara lúcida, Barthes reflexiona sobre su relación con la fotografía de su madre, y explica que la imagen no se limita a documentar, sino que puede punzar, dejar una huella y convertirse en un espacio de duelo. Como señala Vega, Barthes distingue este impacto como la activación de una perturbación individual, marcada por la memoria, el anhelo, la pérdida y la melancolía. Este es el gesto distintivo, el punctum.

En la era digital, donde la fotografía es más efímera y omnipresente que nunca, resulta esencial seguir dialogando con La cámara lúcida y su reflexión sobre el poder de la imagen. Barthes nos alerta sobre lo que activa la fotografía: más que un simple registro visual, es un dispositivo que configura al sujeto en su interior, atravesado por políticas de representación, clasificación y control de los cuerpos y las sociedades. Vega afirma que el aporte de Barthes -especialmente con categorías como el punctum- es clave para los estudios visuales, ya que permite analizar el régimen de la visión. Este concepto funciona como una estructura analítica que nos invita a transitar entre las imágenes con la misma intensidad con la que Barthes nos enseñó a leer en la fotografía tanto un fenómeno físico y químico como un engranaje cultural. Es este entramado el que otorga a la imagen su estatuto de documento o de símbolo. Dentro de este régimen de visión, los estudios visuales identifican la visualidad y la visibilidad como sus componentes fundamentales.

Este aporte significativo de Revisitar a Barthes radica en la exploración de la relación del semiólogo con la fotografía y en el abordaje que hacen varios investigadores. Uno de ellos, José Laso, profundiza en un concepto clave: la fotografía tiene que ver con "esto ha sido", que puede comprenderse como el noema o la esencia de la fotografía, además de ser el principio de la cobertura del valor documental. Las fotografías, afirma Laso, no son sino producto de distintas operaciones de teatralidad; la cámara solo puede hablarnos del decorado y el disfraz como un acto teatral y una repetición imposible. La imagen se convierte en un anuncio de la muerte: cada fotografía nos recuerda que el tiempo ha pasado, que lo que vemos ya no existe tal como fue capturado. Pero me vienen nuevas preguntas: ¿qué ocurre con la fotografía en la era digital?, ¿sigue teniendo esa función de testimonio del tiempo y la ausencia, o se ha transformado en algo distinto?

En este punto, la obra de Barthes dialoga con la sobreproducción de imágenes de la actualidad. En un mundo donde todo es fotografiado, almacenado y compartido instantáneamente, ¿qué queda del punctum? ¿Seguimos sintiendo el peso de ciertas imágenes o estamos cada vez más insensibilizados ante ellas?

En La cámara lúcida, Barthes escribe su duelo como una manera de tramitarlo. Se pregunta si escribir sobre la imagen de su madre es una forma de salir del dolor o, por el contrario, de habitarlo aún más profundamente. Esta reflexión se enlaza con los análisis literarios presentes en Revisitar a Barthes; por ejemplo, Ana María Pozo explora cómo la imagen en la literatura ecuatoriana funciona de manera similar: invocando un punctum literario, una punzada emocional que nos conecta con lo ausente.

Finalmente, hablar de Revisitar a Barthes es hablar no solo de un libro, sino de un método, una propuesta de análisis, una invitación a la reflexión. Además de recuperar la obra de un autor fundamental para las ciencias que estudiamos, se trata de ponerla en diálogo con el presente, con nuestras inquietudes actuales y con los nuevos desafíos del pensamiento.

Uno de los aspectos más valiosos del libro es su capacidad para enseñarnos en dos direcciones: por un lado, nos permite profundizar en el legado de Barthes, comprender sus teorías y su influencia en el análisis de signos, textos y discursos; al mismo tiempo, nos muestra un camino metodológico que puede aplicarse a cualquier campo del saber: el de revisitar el pensamiento del pasado para analizarlo en el presente.

Este concepto es especialmente relevante en la comunidad técnica y tecnológica en la cual me desenvuelvo para la que la idea de actualización y resignificación del conocimiento es fundamental. En un mundo donde los avances tecnológicos transforman constantemente la manera en que nos comunicamos, interpretamos la información y comprendemos la cultura, la necesidad de repensar los fundamentos teóricos se vuelve imprescindible.

Revisitar no es solo un ejercicio de memoria, sino también un acto de construcción intelectual: tomar los conceptos de ayer y observar cómo se transforman en la realidad de hoy. Así, Revisitar a Barthes se convierte en un libro ideal para aquellos que buscan herramientas de análisis en la comunicación y la literatura, pero también para docentes, investigadores y profesionales de diversas áreas que deseen aplicar esta metodología en sus propios campos de estudio. La hermenéutica, el análisis semiótico y el pensamiento comparativo que atraviesan los ensayos de este libro nos muestran que el conocimiento no es estático, sino que se enriquece con la revisión crítica y el diálogo con la actualidad.

En este sentido, los lectores pueden encontrar en este libro tanto un referente teórico como un modelo de aprendizaje. Porque si algo nos enseñan Barthes y quienes lo revisitan en estas páginas, es que el conocimiento no se conserva en el pasado, sino que se reactiva y cobra nueva vida cada vez que volvemos a él con preguntas frescas, con nuevas herramientas de análisis y con la disposición de pensarlo desde otros ángulos.

Revisitar a Barthes, libro coordinado por Iván Rodrigo-Mendizábal y José Laso, es una propuesta significativa de exploración académica. Definitivamente responde a un método para enfrentar el pensamiento con espíritu crítico. Si algo nos deja Barthes es la certeza de que el sentido no está dado de una vez y para siempre, sino que se construye en el acto mismo de mirar, de leer, de escribir. De ahí que este volumen sea un modelo de construcción colectiva del conocimiento. Creo que su espíritu va más allá de ofrecer respuestas absolutas: abre preguntas que siguen siendo relevantes en el mundo contemporáneo.